Hay un niño en la calle / Angélica Jhoana Correa

"La verdadera causa de la miseria son las riquezas acumuladas en manos de quienes nada producen, y que se han concentrado en las ciudades. Los ricos se han reunido en las ciudades para divertirse y defenderse y los pobres vienen a ellas a nutrirse con las migajas de la riqueza." 

León Tolstoi

70 x 50 cm
Grafito sobre papel
Angélica Jhoana Correa

Unos pies que se retuercen de dolor, miedo, angustia, hambre o frío, un periódico que carga con la molesta realidad disfrazado de abrigo, una lata que ya no guarda la bebida oscura y una bolsa de comida arrugada y vacía, un tubo de desagüe por donde ya no sale agua limpia; es una persona en la calle, en una calle cualquiera de una ciudad cualquiera, una escena común en Colombia, un cuadro ya visto por todos, es una imagen escénica.

El dibujo se desarrolla en la época actual la cual está envuelta en el consumo y el capitalismo, las corporaciones se han adueñado de los medios de comunicación y con ello crean necesidades falsas para vender felicidades efímeras con objetos que se hacen muy pronto obsoletos y así se han hecho sujetos autistas, sin sentidos, atrapados en las redes y en el consumo, superficiales y vacíos, corporaciones que se consumen el planeta y las mentes y sujetos insensibles, totalmente hipnotizados, que ignoran la realidad local. En un país y una ciudad donde cada vez se ve más estratificación de la miseria, indigenas pidiendo dinero en las calles al igual que sujetos atrapados en un blackberry o en bolsas de centro comercial.

A nivel perceptual el dibujo resulta ser un simple retrato de un niño o una persona indigente acostada en la calle con un periódico encima, pero aparte de eso si se hace una mirada más profunda, en un nivel conceptual, damos cuenta de que hay objetos puestos allí que a pesar de ser habituales, tienen un contenido y hacen que el dibujo tenga una connotación que debe ser analizada, que no se han puesto las formas ahí porque sí, sino que buscan la reflexión de un tema en especial, pues el hecho de sacar de la realidad algo tan efímero para un transeúnte como lo es un indigente en la calle, hace que se sienta y se piense diferente.

Encontramos en el dibujo símbolos convencionales, como el color, todos relacionamos los colores con algún sentimiento o emoción y la escala de grises que tiene la obra para dar efectos de luz y sombra, aportan una sensación de tristeza, pobreza, simplicidad en la que todos podriamos estar de acuerdo o los iconos del consumo, corporaciones y poder, la marca Coca Cola y la M de mc donalds puestos como basura, los cuales se pueden contrastar con el niño acostado en el suelo con expresión en sus pies que identificamos como de angustia, dolor, miedo, un niño totalmente desprotegido, pobre, el cual tan solo usa un periódico para cubrirse y en cuyo periódico se muestran fragmentos de noticias que ayudan a la construcción de la significación, el periódico por sí solo se toma como un símbolo de información o de realidad y con los textos que se alcanzan a leer (“el flujo de dinero incontrolado está marcando el destino del mundo”) nos dice algo del momento en que se realizó; el tubo de desagüe ayuda a la identificación del tipo de lugar en el que se encuentra la persona.



Con este dibujo se busca una sensibilización por eso que ignoramos a diario y por lo que la autora se ve fuertemente influenciada, siempre carga sus obras con algún sentido de denuncia, por lo regular habla de cómo las corporaciones han adquirido bastante poder y manipulan a los sujetos llevándolos por el camino del consumo y el ocio, físico y mental. Sus dibujos y pinturas se caracterizan por ser en colores tierra u oscuros, no se carga de mucho color, cuando lo hace no son colores saturados y tampoco pone demasiados; siempre ha hecho obras figurativas que muestran el ser humano en la época actual o con un sentido algo poético.

Todos los elementos que componen el dibujo son códigos de representación aceptados por el contexto cultural; en Colombia todos identifican que es una persona en la calle y al ser una imagen tan coloquial en las ciudades se hace más fácil la interpretación, por lo que nos damos cuenta que la autora lo que buscaba era ser entendida por todos, no se pone con rodeos para expresar o mostrar lo que desea, la obra es abierta y clara, aunque obviamente algunas personas lo verán como una simple representación y no harán una reflexión, será algo común y efímero pero igual entendible.

Todo el sentimiento, la angustia y el malestar en la expresión de unos pies, pies que ignoramos al caminar igual que ignoramos a las personas que recostadas en los asfaltos se esconden tras cartones y periódicos de la absurda realidad, compramos consumimos botamos, y ellos recogen migajas y hacen piruetas en semáforos, decimos que vivimos, hay que vivir, ellos sobreviven en las calles, se han hecho parte del paisaje urbano, los ignoramos igual que ignoramos un poste de luz, estamos hipnotizados con tantos objetos, con tanta publicidad, con tanta información, con tanto cemento, estamos insensibles de la realidad, vivimos para comprar, ellos viven por vivir no más.