El transcurrir interno en los días enumerados en pensamientos, experiencias sensitivas, emocionales y sociales, de los sueños y propósitos, de la entrega de la pasión vital, las visiones y utopías del mundo es cristalizado y firmado en un espacio en blanco, en un tipo de casa virtual que tiene una marca individual y en la que afuera, en otras casas virtuales ajenas pasan mil cosas que influyen en la propia como toda buena vecindad. Las ideas viajan de burbuja en burbuja, se tejen en redes de un confluir. En esta casa se decide el orden, los presentes y se repara constantemente el perfil de personalidad que hacen al ser identificable, con marcados y predecibles distintivos.
El dilema predomina, entre cómo se ve, lo ven y se siente el individuo y la extraña manera en que puede realmente vivir y vivirse al estar frente a la pantalla de manera inmóvil y solitaria.
La tempestuosa quietud... la precisión y la satisfacción en la red, la idea absurda de haber trascendido las maneras comunes y de este plano en la comunicación. Vivir en otra dimensión, flotante y virtual. Los bosquejos constantes de la personalidad que desafían a la pregunta de si es que la vida está afuera, y si es que el lugar confiable para ser y compartirlo está solo en dicha dimensión.
Johana Nieto Valencia
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