martes, 18 de diciembre de 2012

Actores del espectáculo mediático


Las formas de construcción del perfil individual en las comunidades virtuales, permite a la persona organizar las características de la identidad que desea proyectar, convirtiendo su ser-virtual en el equivalente a un producto publicitario donde el sentido de los contenidos (fotos, publicaciones, informes, materiales mixtos) se transforman en una especie de logo, imagen publicitaria, cualidades y contra indicaciones, como sí se tratara una manufactura de un producto, resultado de la banalización del concepto de identidad y a al enaltecimiento de la personalidad virtual.

Pese a los antifaces que puedan manejar el beneficio de las comunidades virtuales, el ciberespacio, la digitalización del "todo", y las instancias mediáticas del Internet es necesario pensarlas, verlas y trabajarlas como herramientas, y no como objetos circunstanciales de la vida cotidiana, que dinamicen más no dominen las formas de comunicarse, las formas de trabajo, los ritmos de vida, las formas en que se accede y se entrega la información. A esto, pesa la carga del fenómeno ultra mediático en la que se posee una desmesurada cantidad de información, pero poco conocimiento. Se debe reaccionar contra el discurso apocalíptico de la Matrix, y hacer de la era digital, el Internet y la mass media una herramienta útil para acceder y manejar información, y no meros datos, como forma de organización y de acceder a los bienes culturales, y no permitirse decaer en ensimismamientos, en solipsismos, y disgregaciones. La televisión solía ser la "caja idiota", apodada como un agente enajenante de la cultura, pero a falta de un idiota que la mire, la observe, y la critique, o disfrute de ella sanamente, ha sido reemplazada por otra caja (computador), registrando una deserción juvenil en materia de televisión, y quien sabe, si el adulto promedio también.

¿Quién es el enajenado?

Hay que apropiarse de la tecnología con prudencia y con sobriedad, superar las actitudes propias de la tecnofobia y del fetichismo tecnológico y esto empieza por el uso consecuente y provechoso de las redes virtuales.

Gina Rodas

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